Cesc Fàbregas fue objeto anoche de una recepción multitudinaria en su pueblo natal, Arenys de Mar. En la Plaça de l'Església recibió el caluroso aplauso de más de 2.500 paisanos que le tributaron un merecido homenaje y le entregaron, de manos del alcalde Ramon Vinyes, la medalla de la Vila. Un guardia urbano admitió a MD que "en 20 años de profesión no he visto nunca esta plaza así de llena". El acto, que fue políticamente correcto porque se cuidó mucho cualquier alusión al Barça, no pudo evitar sin embargo los continuos guiños que espontáneamente surgieron desde 'su afición'. "¡Vente al Barça!", se pudo oír de vez en cuando.
Con todo, la mejor ovación de la noche llegó cuando en el audiovisual que promocionó el acto, que empezó hacia las nueve y media y acabó sobre las diez y cuarto, se vio el momento en que los barcelonistas Carles Puyol y Gerard Piqué le enfundaron por sorpresa la camiseta azulgrana durante la fiesta de celebración del reciente título Mundial en Madrid. También se aplaudieron a rabiar las fotos de su época infantil, cuando Cesc aún pertenecía al Barça. La música de Coldplay de fondo, la banda sonora 'extraoficial' del triplete con Guardiola, acabó por configurar un cuadro despreocupadamente culé, por mucho que el jugador y las autoridades locales intentaran en todo momento guardar las formas en este sentido.
Curiosamente, Cesc no tuvo ningún reparo en colocarse la camiseta del equipo de su pueblo, el Arenys, verde y blanca, muy similar a la del Betis. Fue una licencia que ni siquiera puede molestar a Arsène Wenger, su técnico del Arsenal, especialmente sensible estos días. El jugador también se sometió a una rueda de preguntas realizadas por niños y que, con un exquisito tacto para su corta edad, tampoco tuvieron que ver directamente con el Barça. Eso sí, le recordaron su decisivo pase a Andrés Iniesta, en el gol que dio el Mundial a la 'roja'. "Fue un momento muy especial, que queda para toda la vida, porque esuno de los instantes más increíbles de mi carrera. Sentí un estallido interno", señaló Cesc, que no perdió ocasión de resaltar que la selección, con mayoría culé por cierto, "es un vestuario increíble".
En su parlamento, en el que agradeció el "emocionante" esfuerzo de su pueblo para realizar el homenaje aunque a la vez precisó que él siempre "prefiere la discreción", tuvo un sentido recuerdo para su abuelo. Y Cesc se despidió con la frase más sujeta a interpretación de todas las que dijo."Espero veros más a menudo y más cerca"